domingo, 28 de noviembre de 2010

Solo, solitario y solo.

Sentado en mi silla, 
en un rincón de mi dormitorio,
tomo lápiz y papel
y escribo lo que por dentro lloro...
Este corazón no da más, 
el silencio de mis labios
se compara con un desierto,
donde no vive ni una naufraga sombra.
Esta alma no aguanta más,
el grito de mi corazón
se compara con el llanto de un bebé
al que le arrebatan el pecho de su madre...
Me cuesta respirar,
alcanzar las estrellas es mi meta
pero ya no puedo avanzar,
la angustia me sujeta a la tierra
y mis manos estiradas caen al suelo ya cansadas.
Convivo con personas pero a la vez solo,
solitario y solo,
sin alguien con quien dialogar,
mi desahogo es la escritura
y mi hombro para llorar es
esta hoja ya empapada de lágrimas,
lágrimas que brotan de mis ojos
y se arrastran por mis pupilas,
como una carrera de cuál hiere más mi alma.
La pena es un laberinto sin sálida,
que se me hace imposible recorrer,
no encuentro el modo de reencontrar
el niño que alguna vez fui.
Escucho voces que palpitan mi nombre,
pero son desconocidos,
son solo algunos más,
mi destino es vivir solo, solitario y solo.

1 comentario:

  1. Que linda poesía! Muy viva y profunda!
    Saludos!
    Keep on writing, you have skills

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